Para él, EL, éL, El o todos los que fueron alguna vez en ella

¿Cuántos efectos y afectos puede crear la lectura de un libro?
¿Qué multiplicidad de sensaciones y sentimientos crea y recrea el lector?
¿Cómo se hace para que los efectos se vuelvan afectos y las sensaciones devengan sentimientos?
¿Causa y consecuencia o todo a ritmo simultáneo?
Ésto y mucho más se pregunta ella. Ésto y mucho menos responde él.
Sueño imperfecto como todos. Eclipses lunares todas las noches, como insomnio de muertos... denso...incompleto...vacío...ilusorio.
Y luego del desencanto ella lo idealiza. Luego de la catástrofe, siempre la creación. Lo construye y lo derrumba a cada rato. Teje y desilvana ilusiones vanas, acaricia la daga bailando ganzadas y aunque conciente, roza la pavada, volverá al día siguiente a tejer, renovado la esperanza con la lana que acapara: pura memoria de un recuerdo inexistente, imágenes quebradas de incendios que se apagan antes de comenzar. ¡Ella! le dicen al verla correr, ¡Él no te espera!¡Él se ríe de tu luz!¡Ella!¡Él no puede escucharte!¡Él no está!¡Él nunca vino!¡No sabemos si Él vive!
¡Ella!...¡Ahora Él está! ¡Sabemos que espera tu imagen!¡Él añora tu voz!¡Él desea tus labios!¡Sabemos que alguna vez te escuchó! Pero...no Ella...ÉL...no te asustes...Él no era el que vos cre(a/i)ste.
¡Basta!¡Callad!¡No importa!dice Ella, Él debe ser mejor aún, tanto que ya no necesito encontrarlo, quiero olvidarlo, aunque sólo sea para comenzar a sentenciarlo, perdonarlo y nuevamente crearlo, otra vez, otra vez, otra vez y una vez más.