jueves, julio 20, 2006

Remando en lágrimas la mar no abarca

Sé que la razón nos aprieta cuando menos queremos que lo haga. Sé que el recuerdo es vacío cuando de él no puedo construir nada. Sé que los móviles inmóviles que cuelgan de los techos de mi cama son para que les demos palabras. Sé que las palabras son balas cuando no son las que esperaba. Sé de dos corazones tristes que quieren anclarse a mi barca. Pero también sé que es en vano decir más que lo que rodea a mi almohada: alambres rotos, curvas enredadas, tenue luz desalmidonada. Sé del nudo en la garganta, de las entrañas saliendo del pecho, de los colores que el cuerpo dibuja sobre mi piel cuando la ausencia no me acompaña. Sé que sé poco de mi pero menos saben los que creen que me engañan. Sé que nadie sabe para qué estamos saltando vallas. Sé que no existe una meta, que siempre busco unas cuántas. Sé que no sé conformarme, que siempre es poca mi ansia saciada. Sé que poco es lo que sé de luces que incendian sábanas. Sé que el amor debe ser más que la carta que me mandas, pero qué bellas caricias resuenan en imaginarias mañanas.
Sé que cuanto más irrestricto se vuelve un ser más me llama
la voz que empaña mis ojos,
la misma que aleja a mansalva.
Siento que los acordes, que los gritos, las palabras, persiguen los mismos fines: deshacerse en los oídos, verterse en aguas de enaguas, correr en bocas que callan, menguarse en venas y revivir en las miradas. Miradas que encubren ganas hasta que las descubren otras miradas que esconden miradas que encubren otras ganas hasta que son descubiertas por las otras miradas que ya no encubren nada.
Dos faldas rojas brillan, son endebles sus pisadas, fuerte el mar que por fin acerca sus miradas. Y mi mirada entrelaza la danza de rojas faldas y mi mirada les pide que se murmuren sus sueños, que se cuenten los secretos, que los descubran, que por fin se abran. Que no escatimen sus ansias, que no falten a los ritmos que no dejan ser balas. Que no dejen de ser balas. Que miren por sus poros, que se arremanguen las faldas. Que se maten a besos por lo roto de mis sábanas. Que naden en ese mar que aleja sus miradas.

Era una noite de lúa, era una noite clara. Ambas fueron concebidas esa misma noche clara, ambas de mismo vientre. Dos que debió ser una, una era muy poca falta. Una de ellas quiso ser dos, la otra no podía dejarla. Una intentó convencerla de que dos debían ser las que actuaran. Dos mujeres sin mejora más que la de mi esperanza, dos mujeres que rasgaron las noches, las calles, las aguas que nunca lavaban. Dos mujeres que ya no son las que concebí esa noite clara. Dos mujeres que mutaron en cientos de noches claras.
¡Y quisiera que fueran llamas mujeres de rojas faldas! ¡Quisiera que me derritan los cuatro fuegos de sus miradas! ¡Quisiera que se enredaran en mi hoy que soy sábana agujereada!
Y vuelan sus rojas faldas en las noches que no apañan.
Hoy cantan las rojas faldas y al morir las echo en falta.

jueves, julio 13, 2006

Requiem para una muerte anunciada

Muere Margot taciturna entre híbridos follajes de su alcurnia.
Muere Margot traicionera de sus sueños. Esclava diurna.
Muere Margot y qué nos queda? Sus raptos de lucidéz? ¿Su anecdótico entremés?--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Muere Margot de banderas de espesura de estallido gradual que plagia sus propias infortunias (una vez, otra vez y otra vez más).
Muere Margot y su culpa. De apariencia repatriada? De sensación oprimida? De búsqueda de complicidad? De resignación innominada? De sospechosa credibilidad? ¿De su propia voz nocturna?
Muere Margot y abandona su inmune lucha por el contagio de sus ansias de poder empapadas de arrogancia.
Muere Margot pero yo la sigo viendo, en la pierna que no tiene el cojo, en la mano que no ayuda a cruzar al anciano, en los ojos de quiénes no pueden decir te quiero, en mis dedos cuando no puedo tocar sus cuerpos.
Muere Margot y no extraño su extrañeza monocorde, su apatía por lo huraño.
Muere Margot setentista resentida. Tanto odio, tanto dolor, tanto escollo no amenguaron nunca su espantosa sed de calma.
Muere Margot y su muerte nos salva de caer en la burrada de jugar a cualquier pavada con sus cartas ya marcadas.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Muere Margot, bella en su salsa, un paso en falso al triste hastío de la nada, perdida en la ignominia de sus jardines púbicos.
Muere Margot y yo la ayudo a caer por la escalera en la que se creía bien montada.
Muere Margot.Cae del escenario. Yo la empujo.... Tan bello es verla rodar... cada escalón por el que cae cuesta abajo es campanada de libertad que sana y canta... DING!... ¡Ya no blasfemarás mis posts, casi post-uma te canto mi canción!...DONG! Apenas oigo el eco de tus palabras... DING! Estudiados consejos a cambio de mi alma dices?.. DONG! Ya no los quiero...DING! ¡Ve y experimenta con los gusanos!... DONG! La tierra sabrá como nutrirse con tus patrañas y entrañas! ¡La tierra sabe Margot, hacer nacer de lo más podrido una flor!-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ahora estás con la tierra y ella te recicla, saca lo inservible, toma lo posible. Ahora estás con ella y te recicla, queda muy poco de ti, sólo lo que pudiste algún día aprovechar de ella. Con la luz del sol y el agua la tierra te recicla A-G-R-O-M-T. MKOE-m-LEJU-g-FNEL-t-DOE-o-LSP-a-IEJDOD-r-IEJNDD.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ya han pasado unos instantes... algo nacerá en la explanada. Voy corriendo a encontrarlo. Me agacho y veo salir un tallo, parece que será fuerte. Salute! Ahí lo veo, ya queriendo establecer lazos con los otros tallos que nacen a su lado. Caramba! Qué bonita red habéis creado entre todos! No puedo contarlos, se siguen multiplicando! Será el día, ya ha llegado? Corro a morir para nacer! Para qué? ya no hace falta.
DING!

martes, julio 11, 2006

Conectando blogs

El texto a continuación citado deviene del último post de www.flakhadas.blogspot.com

El texto de Follari se puede leer entero en
http://www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/biblioteca/fbiblioteca.html.

Roberto Follari. Pensar lo público: la difuminación de los horizontes. Centro de Investigaciones Científicas. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. 200?. p. 23.
Disponible en la World Wide Web:
http://168.96.200.17/ar/libros/argentina/cic/follari1.rtf
"Se viene diciendo casi hasta el cansancio, pero en realidad sólo desde hace pocos años: lo público es más que lo estatal, y no debe confundirse con esto último. El tardío “descubrimiento” de la importancia de la sociedad civil y de las organizaciones que en ella se establezcan –por parte de la ciencia social latinoamericana- , llevó a advertir en cuánto se había fetichizado al Estado como espacio único en el cual se dirimiría las relaciones de poder entre las clases sociales y, por cierto, también entre otras formas de recorte existentes en la sociedad (de género, de estamento, institucionales, etc.)
Fue en el campo del marxismo donde se produjo en términos de teoría social, uno de los más sólidos desarrollos contrarios a la idea del Estado como depositario único del poder, y a la política especializada en un espacio singular y con actores profesionalizados. Ello no resulta casual: una de las intuiciones decisivas de Marx (desde su juventud, pero entendemos que hasta el final de su vida) fue que el Estado es un espacio desde el cual la voluntad colectiva ha sido despojada; un lugar donde se ha depositado y condensado la soberanía social, alienándola y perdiéndola"
Hay además otra razón de peso para no salir a sostener desde la izquierda lisa y llanamente la necesidad de eliminar el Estado, o de achicarlo como si ello fuese un beneficio para las clases populares. Y es esta: la política es una acción estratégica que se relaciona con adversarios, dentro de un conjunto de actores múltiples respecto de los cuales debe jugarse. La política no un juego solitario, y no se juega dentro de condiciones o reglas que puedan proponerse unilateralmente por alguno de los jugadores.

Siendo así, si nuestra finalidad estratégica de largo alcance fuera la eliminación del Estado, ello no significa que para tal logro de largo plazo -dentro de una sociedad sin clases, no la eliminación del Estado a favor de la burguesía y el libre mercado-, lo que debamos hacer en lo inmediato sea atacar el Estado realmente existente. La dialéctica enseña que la historia es un escenario de oposiciones, y que por ello la liquidación inmediata del Estado sin pasar por las etapas previas de cambio del carácter de clase de este, llevarían a incrementar la hegemonía de las clases hoy dominantes, con lo cual para nada estaríamos eliminando la dominación (como se buscaría con esa acción).

Es decir: el paso de una forma burguesa de la política centrada en el Estado a una modalidad societal de la política, no es algo que pueda decretarse, sino que podrá lograrse sólo en la medida en que los sectores sociales del caso estén en condiciones de asumir una acción conciente de autoorganización de la sociedad. Evidentemente, para llegar a esa posibilidad hay que superar también la sociedad burguesa como tal, reemplazando el carácter de clase del Estado capitalista por uno diferente.


Si queremos hacer cambios “específicos” al estilo foucaultiano, estamos obligados a enfrentarnos con la actual máquina-Estado, y deberemos hacerlo en términos de superar su eficacia propia. No podemos “retirarnos” a un campo ideal que estuviera ajeno a su influencia: de modo que si queremos sostener la política en el espacio de las organizaciones sociales, e incluso si deseamos que se respete la especificidad de estas y no se las reduzca al uso político partidista inmediato (lo cual lamentablemente sucede a menudo), tendremos que mezclarnos en la política relativa al Estado, para impedir que ésta aplaste a la sociedad, para permitir los márgenes de autonomía y de respeto a los derechos que se hacen imprescindibles en la búsqueda de la autoorganización social.


De modo que entendemos como una retirada idealista, la noción de oponer a la modalidad burguesa de la política otra radicalmente diferente que abandone la referencia al Estado, mientras este último siga teniendo márgenes de poder. Ensanchar la política hacia los márgenes, hacia las instituciones y los dispositivos de poder en dispersión, hacia el espacio de las costumbres y los prejuicios arraigados, no sólo es conveniente: sin dudas resulta absolutamente necesario, y es de celebrar que la referencia a la “sociedad civil” haya servido para trabajar en esa dirección. En cambio, la idea de que ello hace innecesaria la política en relación al aparato estatal y su consiguiente parafernalia de elecciones, parlamento y derechos políticos explícitos, es sin duda errónea: mientras haya Estado, habrá que organizar alguna política al respecto. En el límite, se tratará de luchar contra el Estado existente para lograr su demolición: momento para el cual mucho falta en las sociedades capitalistas occidentales, incluidas las latinoamericanas.


En contraste, nos encontramos en Latinoamérica con un cúmulo grande de defensores unilaterales de la “sociedad civil”, que oponen esta al Estado como si se tratara de instancias sociales por completo exteriores y ajenas la una a la otra.

Se expresa de la manera más cruda: la sociedad civil sería intrínsecamente buena, lo político/estatal necesariamente malo y rechazable.

El mito de la “buena” sociedad civil tiene diferentes alcances. Uno, es el de que sería una llave maestra para vaciar y derrotar a la política centrada en el Estado; tal cosa está lejos de haber sido demostrada, aun cuando es evidente que desde allí se puede producir tensiones fuertes, y golpear en puntos de urgencia inesperados y poco accesibles para la política centralizada. Advertir esta parcial eficacia, es algo muy diferente de haber demostrado que no vale la pena ocuparse de política estatal, considerando apresuradamente que la influencia de esta habría sido “reemplazada” por la de la operación de/con la sociedad civil. Otro importante aspecto, es la pureza virginal que suele asignarse a la sociedad civil, como si en ella no mediaran intereses, o no existieran modalidades de poder institucionalizado. No han faltado las críticas a esta curiosa banalización en la que ha caído un sector nada menor de la intelectualidad latinoamericana en las décadas del ochenta y noventa.

Por ello, sería necesario retrotraer a la noción auténticamente gramsciana de “sociedad civil”. Allí se ponía el acento en la construcción sociocultural de la hegemonía, la cual tenía por finalidad última ganar “las casamatas” de esa sociedad civil para luego acceder al poder del Estado. La lucha en la sociedad civil no estaba opuesta o disociada de la lucha por el poder estatal. Ello –por supuesto- implicaba advertir la existencia de una lógica no inmediata de la dominación, la cual se establecía en las instituciones, el folklore y las costumbres, espacio en el cual se debía trabajar primeramente para recién luego poder acercarse a la toma del poder político.

En esta concepción, el Estado es Aparato administrativo estatal + instituciones de la sociedad civil. De modo que mal podría oponerse aquí sociedad civil a Estado: este, entendido en el sentido restringido de aparato estatal, influye sobre la sociedad civil para allí legitimarse y establecerse. A su vez, apropiarse de la hegemonía ideológica y cultural en este último espacio es hacerlo en un campo no incontaminado y míticamente “bueno”, sino en el territorio de lucha que precede el acceso al poder estatal, y por ello este último como horizonte está presente desde el comienzo mismo del conflicto social.

La escuela puede operar en pro de ideologías críticas, y realizar esta actividad en acto. En las escuelas se puede –y se debería- hablar de sociedades que ensanchen su acervo democrático, y sostengan más a fondo los derechos de los ciudadanos. Pero sobre todo, se debe vivir de esa manera. Se puede ejemplarizar qué es lo que significa una práctica alternativa de modelos de existencia social a través de lo que se haga. Si se vive como natural la participación, la democracia, el respeto mutuo: y se habla también acerca de que esto no es lo “natural” en el resto de la sociedad, el alumno aprenderá –de modo radicalmente personal y exigente- una ideología alternativa. Esta además de práctica requiere discurso, pero este último aparecerá como válido sólo en cuanto las prácticas y los testimonios le sean acordes.

Debemos advertir que para muchos intelectuales la importancia de lo escolar ha pasado desapercibida. Confundiendo lo escolar con lo pedagógico, y asumiendo el desprestigio relativo que el discurso pedagógico ha sufrido en virtud de su propia historia, en general han despreciado un espacio estratégico para la constitución de la conciencia social. Por la educación formal pasan, en algún momento del presente, casi todos los habitantes de nuestra América Latina. Por supuesto muchos desertan ya en nivel primario, pero en ese mismo hecho hay un aspecto para discutir y problematizar. En todo caso, los sectores conservadores han sabido muy bien cómo apropiarse de la discusión sobre educación: es el caso del ala más tradicional de la Iglesia Católica. Con gran habilidad aparece siempre vigilando los procesos educativos formales, y velando por su no-apartamiento de lo que sus miembros juzgan aceptable, de modo de influir permanentemente en las políticas, planes de estudio y perfiles deseables del personal docente.

La escuela puede ser espacio donde ofrecer conciencia de sus derechos a la población, permitiéndole advertir su condición de ciudadanos, y todo lo que ella conlleva. La exigencia de ciudadanización colectiva es hoy una bandera casi maximalista frente al grosero avasallamiento de derechos que implican las políticas neoliberales. Hay que sostenerla a fondo, haciendo de cada alumno -y de quien a él luego lo escuche- alguien dispuesto a no tolerar pasivamente su achatamiento a la condición de objeto de políticas ajenas que no respeten su dignidad.


La voracidad de la política pretende engullir todo bajo su égida; lo social aislado, puede resultar estéril si no logra “universalizarse” por vía de ciertas decisiones de Estado. Habrá que aprender a sostener la tensión entre ambos planos sin confundirlos ni superponerlos; pero a la vez sin aislarlos mutuamente. Como desafío, no es simple. Implica la exigencia de una decisión para salir del maniqueísmo que opone ambos planos, y así sostenernos en una condición que es de mayor incertidumbre: esa que no borra mágicamente ninguna de las complejidades a las que el presente nos enfrenta."

Roberto A. Follari, investigador en la Universidad Nacional de Cuyo.

lunes, julio 10, 2006

La venganza será terrible y sino...será horrible


Días como los de hoy son carne de cañón para muchos desinspirados como yo.
Podría, tal vez, contentarme con encender la caja boba y sumirme en la más profunda pasividad, en esa postura contemplativa pero poco atractiva para la contemplación. Incluso podría sumergirme en alguna lectura, música, soltura, o dedicarme a alguna tarea doméstica de poco esfuerzo. Sin embargo, a los desinspirados no nos conforman las tareas cotidianas sino que nos queremos, no… nos creemos capaces de reescribir palabras, algunos lo hacen en forma de poemas, otros organizan su pensamiento en forma de cuentos, historias que quisieran protagonizar pero nunca lo hacen.
A los desinspirados se nos da por pensar desinspiradamente pero no nos contentamos solo con tener ideas sin sentido e inconclusas sino que sentimos la inminente necesidad de aburrir a nuestro prójimo con ellas, de hacerlo sufrir llevándolo por caminos inciertos cuyos finales, la mayoría de las veces hacen que: a) el lector se termine sintiendo un idiota por no haber podido sacar ni media idea en claro (en consecuencia su día termina transcurriendo con una permanente duda, con sus correspondientes accidentes por estar pensando en otra cosa) b) otro idiota por haber sido simplemente un amable lector, espectador y partícipe de relatos en los cuales el argumento pareciera ser mas bien potable pero que en realidad conducen a un desenlace más que predecible.
Es así, no hay vuelta que darle. Pero no desesperéis por que hay casos, como éste por ejemplo, en el que usted lector, deja plena confianza en el escritor y es aquí cuando se produce el encuentro, cuando el desinspirado pensó: Hoy es un espantoso día, especial para molestar a aquél, que contrariamente a mi, se ha puesto a indagar, a buscar una respuesta, a creer en la sapiencia, a calmar su sed de demencia en estos blogs de inexpertos y desinspirados, y ha dejado su paciencia abierta a escuchar toda esta sarta de incoherencias que alguien bien aburrida y con ánimo de molestar ha dejado caer en este post.